Random Spaniard hace tiempo que no sale de su asombro cuando analistas y políticos hablan del default y la salida del euro como el fin del mundo. Como muestra Tepper este tipo de cosas ha pasado varias veces en los últimos cien años, con ejemplos como la disolución del Imperio Austro-Húngaro, de la Unión Soviética o de India y Pakistán.
Es más, desde que lancé la pregunta a la blogosfera hace ya más de tres años nadie me ha explicado en que se diferenciaría un default de Estado español de un default del estado de California. Tampoco entiendo el razonamiento de que si Grecia (o España) hace default tiene que salir del euro. Como dice Daniel Hannan (uno de mis políticos favoritos), si quieren quedarse en el euro, ¿quién se lo puede impedir? ¿Quién le impide al gobierno de izquierda carnívora de Correa que Ecuador use el dólar? Nadie. Pues ya está.
Y los últimos días he estado pensando en otro ejemplo de la historia reciente, ilustrado en este gráfico:
Esta es la tasa de cambio entre la peseta y el marco alemán. Durante los noventa, y en preparación para la llegada del euro, los países de la Unión Europea se comprometieron a estabilizar sus divisas en el marco establecido por Exchange Rate Mechanism. Este mecanismo actuaba como un euro de facto, con algo más de flexibilidad. Como es bien conocido, en 1992 el Reino Unido tuvo que abandonar el ERM y por ello una gran mayoría de los británicos le están eternamente agradecidos al ataque especulativo de George Soros.
Pero es que en septiembre de 1992 y mayo de 1993 España, como muestra el gráfico, también devalúo la peseta con respecto al marco alemán. Entre las dos devaluaciones de un plumazo la economía española se abarató casi un 30% con respecto a Alemania. ¿Y en qué se diferencia esto de una salida del euro? Pues a mí me parece que en bien poco.
Como dice Sala i Martín en su comentario sobre la entrevista a Tepper, no hay que suponer que con la salida del euro, una buena devaluación y un default nos iríamos de rositas. Habría un coste a corto plazo inevitable. Otra caída del PIB, quizá algo más de paro (¡!), como ocurrió en los noventa:
Pero es que en septiembre de 1992 y mayo de 1993 España, como muestra el gráfico, también devalúo la peseta con respecto al marco alemán. Entre las dos devaluaciones de un plumazo la economía española se abarató casi un 30% con respecto a Alemania. ¿Y en qué se diferencia esto de una salida del euro? Pues a mí me parece que en bien poco.
Como dice Sala i Martín en su comentario sobre la entrevista a Tepper, no hay que suponer que con la salida del euro, una buena devaluación y un default nos iríamos de rositas. Habría un coste a corto plazo inevitable. Otra caída del PIB, quizá algo más de paro (¡!), como ocurrió en los noventa:
Es más, como dice XSiM todavía habría que hacer recortes severos en el gasto público y reformas estructurales. Pero conviene recordar que los ajustes de verdad en los noventa tuvieron que esperar a que el PP derrotará al PSOE en 1996 y que durante ese tiempo la amenaza de hiperinflación sobre la cual alerta XSiM no asomó la cabeza.
Total, la película de salir de un sistema monetario europeo y devaluar nuestra divisa un 30% ya la hemos visto en el pasado reciente en España. Se puede debatir si los costes a corto plazo compensan (¿cuál es la alternativa? ¿una década perdida? ¿o peor?) o si es moral (¿Les robamos a nuestros acreedores su dinero? Of course!). Pero de lo que no cabe duda es de que el tema parece más sencillo de lo que nos lo pintan.
Total, la película de salir de un sistema monetario europeo y devaluar nuestra divisa un 30% ya la hemos visto en el pasado reciente en España. Se puede debatir si los costes a corto plazo compensan (¿cuál es la alternativa? ¿una década perdida? ¿o peor?) o si es moral (¿Les robamos a nuestros acreedores su dinero? Of course!). Pero de lo que no cabe duda es de que el tema parece más sencillo de lo que nos lo pintan.