Random Spaniard ha estado muy callado la última semana. A lo mejor pensáis que he perdido una oportunidad de contribuir con mi análisis durante una semana en la que las finanzas públicas y la prima de riesgo y los amagos de reformas estructurales han copado los titulares. Pero la verdad es que me parece que más análisis sólo hubiera añadido a una cacofonía que no entiendo. Durante un año el Gobierno ha ignorado el problema. Ahora por lo menos se ha puesto a pensar en ello y parece dispuesto a hacer algunos sacrificios, aunque por supuesto tarde y mal. Además el rendimiento de la deuda pública sigue estando muy por debajo de los máximos del año pasado (la deuda a diez años ha alcanzado en algún momento el 4,2% comparado con el 4,5% de mediados de 2009).
Lo dicho. No entiendo la histeria colectiva de los medios ni del Gobierno con sus declaraciones conspiranoicas. Es preocupante y sigo teniendo dudas sobre la credibilidad del gobierno, pero ahora que parece que no se va a ignorar el problema hasta el 2012 me parece que hay menos motivos para el pánico que hace un mes.
En todo caso, una reflexión acerca de la chorrada de la conspiración. Cromwell menciona una anotación interesante del blog Charlemagne de The Economist. Se olvida de resaltar la conclusión, que a mí me parece muy interesante: “So in short, is the British press being tough on the south of Europe right now? Yes. But still tougher on Britain.”
Y es algo que después de casi 15 años en este país (on and off) se echa mucho de menos cuando uno mira hacia España: autocrítica y transparencia. Me parece que no puedo escribir nada más elocuente que la anotación de Charlemagne sobre la autocrítica.
Sobre la transparencia me permito poner un ejemplo. La Estrategia de Energía Renovable del gobierno británico. Si seguís el enlace os encontraréis con un pdf que resume la estrategia, un pdf con la estrategia completa y seis (¡!) valoraciones de impacto. La conclusión es que la estrategia nos va a costar 60.000 millones de libras (casi un 5% del PIB) en present value. Intentad encontrar una valoración del gobierno sobre lo que espera que le cueste a la economía española su apuesta por la energía renovable. Os encontraréis con todas las chorradas sobre el empleo verde, la sostenibilidad medioambiental y las generaciones futuras. Pero números ni uno. Menos mal que Bruselas nos obliga a tener una Comisión Nacional de Energía que por lo menos informa acerca de lo que nos vamos gastando.
Si, pero mientras España sigue decidiendo quienes van a aprovecharse de cualquier plan antes de concretar lo que va ser el proyecto....
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