Silvana Tenreyro es Reader (a un paso de full Professorship, que supongo que es el equivalente de catedrático aquí) en la London School of Economics y por lo que se ve en su currículum es todavía relativamente joven (por debajo de los 40 años). Así que parece una rising star en el mundo académico y supongo que por ello, y al ser argentina, la han invitado a que comparta una anotación sobre el default argentino de 2001 en Nada es Gratis.
Obviamente, también porque su conclusión final se ajusta bastante a lo que debe ser la línea editorial de Nada es Gratis con respecto a España y el euro: España no es Argentina, y salir del euro no sería la panacea que algunos suponemos; el crecimiento de Argentina en la última década no tiene nada que ver con la devaluación y default del 2001, es el resultado del boom en los precios de las materias primas que Argentina exporta.
Hasta aquí todo bien. Pero en su línea de argumentación expresa su punto de vista de que la devaluación y el default eran innecesarios porque cualquier observador un poco astuto se habría dado cuenta de que los precios de las materias primas habían tocado fondo y estaban a punto de revertir a la media histórica y así rescatar a la economía argentina.
Dejemos de lado el hecho de que mi orgullo profesional se pueda sentir herido al leer a alguien que sugiere que mis preciosos modelos para predecir el precio del carbón y el gas son innecesarios, y que mi empresa me podría reemplazar por una sencilla media aritmética de precios históricos. Lo cierto es que Silvana comete dos errores que a mi parecer quedan bien ilustrados en el gráfico de abajo, que presenta los datos de la Pink Sheet del Banco Mundial:
(1) Al no presentar los datos en precios constantes supone incorrectamente que desde principios de los ochenta los precios del trigo, maíz y soja no presentaban ninguna tendencia clara. En realidad los precios mostraban una tendencia negativa.
(2) Esa tendencia es mucho más acentuada si mostramos una serie de datos más amplia (la de Silvana comienza en 1982). La verdad es que a finales de los 90 los precios de estos productos agrícolas llevaban ya 25 años de caída.
En conclusión, no creo que en 2001 estuviera nada claro que la posición fiscal argentina era sostenible a medio plazo, y por lo tanto la devaluación y el default eran inevitables.