Saturday, 21 November 2009

Las guerras del opio y el libre comercio

Llevo un tiempo leyendo A Brief History of Tea y aunque es interesante me distraigo fácilmente y acabo leyendo otras cosas. El caso es que durante la primera mitad del siglo XIX la mayoría del té lo exportaba China. Los británicos financiaban sus compras de té vendiéndole opio a los chinos. Las ventas de opio a China tuvieron tanto éxito que mientras en la primera decada del siglo el déficit comercial del Reino Unido con China fue el equivalente de 983 toneladas de plata, tres décadas más tarde el déficit chino con los británicos ascendía a 366 toneladas de plata.

El libre comercio de opio estaba causando externalidades negativas en la sociedad china. La respuesta de las autoridades imperiales:

"The Emperor decided in favour of [taking effective action to enforce the opium ban, including] the death sentence for addicts (but with a year's grace to enable them to attempt a cure), and ruthless action against all opium sellers, including foreign merchants." En marzo de 1839 incautó y destruyó el equivalente de nueve millones de dólares de opio de comerciantes extranjeros (británicos, indios y americanos en su mayoría).

La respuesta británica no se hizo esperar. Lord Palmerston, el Foreign Secretary y más tarde Prime Minister, ya era famoso por su "gunboat diplomacy". Mandó una flota y después de verse abrumados por la superioridad militar británica los chinos firmaron el Tratado de Nanking en 1842, en el que se comprometían a abrir todos sus puertos a los comerciantes británicos, a pagar 21 millones de dólares en compensación por el opio destruido y los gastos militares, y ceder Hong Kong. La legalización del comercio del opio tuvo que esperar al tratado de Tientsin, después de la segunda guerra del opio en 1858.

Lo curioso de esta historia es como la política china no parece haber cambiado mucho en estos 170 años (prohibiciones, penas de muerte y restricciones comerciales a los extranjeros) y sin embargo la actitud de las autoridades británicas ante las drogas ahora se parece tanto a la del Emperador chino. No hay más que ver el desastre del "approach" al cultivo del opio en Afghanistán o el escándalo causado por el encontronazo el mes pasado entre el Home Secretary (ministro del interior) y su experto en drogas sobre la evidencia científica sobre la marihuana.

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